En la azotea del edificio de su ex

Hace unos años tuve una experiencia la verdad inolvidable, no por que haya sido el gran sexo de mi vida, si no por el momento y lugar en el que me encontraba en ese momento.


Tenía 26 años, estaba viviendo con mi familia en ese tiempo. Generalmente me meto a Grindr, pero viviendo aquí no espero mucho la verdad, es que por estos lugares la gente busca modelos o gente muy guapa, así que no suele irme bien. A veces sale algo, a veces pasan meses sin nada.


Bueno, en esta ocasión le di tap a un chico que había visto hace unos meses en Grindr. Me devolvió el tap y comenzamos a hablar. Con Ismael nos caímos bien enseguida, me comentó que él ha hecho siempre de pasivo, pero que andaba probando de activo, y que había tenido algunas experiencias pero que quería probar más.


Después de algunos días, acordamos vernos en una “cita”. Fuimos a comer sushi, y nos pedimos unos mojitos para tomar. Era un promo, así que cada uno tenía dos mojitos. Estuvimos ahí conversando harto rato, me contó que se había separado hace poco de su marido, y que ahora vivía con un amigo de un amigo, pero que no le caía muy bien así que estaba en búsqueda de irse a vivir a otro lado. La conversa estuvo buena, e Ismael cada vez estaba más sonriente y suelto… se había tomado las dos copas y recién llevaba la mitad de una. Me ayudo con la que me quedaba, así que imagínense como quedó. La verdad es que estaba algo borracho.


Me preguntó si quería ir a su departamento ya que su compañero no estaba, así que podíamos aprovechar. Acepte, pagamos y nos fuimos. Quedaba a 2 cuadras de donde estábamos. 


Subimos a su depa, abre la puerta, y veo su cara de espanto. Entro y veo a su amigo con su novio comiendo en la mesa. Ismael me dijo que pasara a la cocina, estaba algo enojado, sacó una champaña, la abrió, me ofreció (no quise) y se sirvió un poco en una copa. Estuvimos ahí unos 5 minutos hasta que se le ocurrió una idea.


Salimos de su depto, y en camino me dijo que íbamos al edificio de su ex-pareja, en el que además, él era como administrativo o algo así. Llegamos, se acercó al conserje, el le entrego unas llaves, y nos subimos al ascensor. Subimos al último piso, abrió una puerta y de repente salí a una azotea del edificio, bien alto, con mucho espacio, y una especie de quincho con sillones al medio. 


Me dijo que no tenga miedo, que ahí no hay cámaras. Se sienta en el sillón. Su cara era puro sexo en ese momento, la adrenalina de hacer algo ahí, pensando en que quizás alguien veía siluetas a lo lejos, me gusto mucho y me atreví.


Yo estaba con una polera y una camisa abierta. Me saqué la camisa y le tapé los ojos con eso. Le dije que pensara que estaba atado, que no soltara las manos de los posa brazos. Me arrodille y comencé a pasar mi cara por su pantalón, tratando de que se le parara (me había comentado que habían veces que no se le paraba en estos intentos de ser activo). Le saqué el pantalón, y para mi sorpresa ya la tenía erecta. 

Empecé a chupársela, la tenía rica, limpiecita. Era muy aseado. Él estaba muy excitado, tiraba su cabeza para atrás mientras yo metía su pene en mi boca. 


Me gustaba verlo así, me obedecía y se quedaba quieto, se dejaba chupar. El morbo de estar ahí me tenía a full. De repente saca su mano y empieza a empujarme para que me la tragara entera, y uff, que rica sensación.


Me levanté un poco y le desabroché la camisa. Le empecé a oler y a lamer sus tetillas, a pasar la lengua por su abdomen. Que rico el wn que me estaba comiendo. Quería darle un beso pero no me atreví.


Ismael estaba muy excitado, lo tocaba y para él era como un orgasmo, así que se me ocurrió ir a por mi fetiche. Le saqué los zapatos, los olí… olía rico, le saqué el calcetín con mi propia boca, y comencé a lamerle el pie. Estaba en éxtasis Ismael, gemía mucho, me comenzó a dar un poco de vergüenza, pero a la vez quería seguir ahí, sus pies eran muy ricos, eran grandes. Los tomaba y me pegaba con ellos. 


Me preguntaba si estaban ricos. Él creía que estaban muy sucios y hediondos. Pero para nada, se había duchado hace un rato, habíamos caminado unas cuadras nomas, ¡era perfecto!


Después hizo lo mismo con el otro. Me dejé la lengua seca, sin saliva de tanto pasar la lengua. Junte ambos pies y los chupaba a la vez. Y no es que sea goloso, pero tenía que intentar atragantarme con ellos, así que lo intentaba, me lo metía lo más que podía a la boca.


Había pasado mucho rato y seguíamos ahí, luego me fui nuevamente a su pene. Yo pensé que me costaría pararlo de nuevo, pero se paró altiro jajaja. Lamentablemente, al chico no le quedaba mucha fuerza como para irse cortao, pero al menos estuve ahí lamiendo, usando mi boquita mucho rato, con un mino muy rico.


Luego bajamos, yo algo nervioso, pero salió todo bien.


Pero la historia no termina ahí. A los días me dice que necesita que lo ayude con algo. Así que voy lo ayudo con cargar unas cosas hacia un centro de reciclaje. Luego, cuando llegamos a su depto, esta vez sin el amigo ahí, me llama a lo lejos y yo voy.


Estaba sentado, en una silla, mirándome. 


Ismael: Yapo, ahora sí están más limpios.- Me dice


Me arrodillé y comencé a sacarle los botines. Y efectivamente, estaban más limpiecitos, con mejor olor, más ricos. Los disfruté un ratito, lamiéndolos, mirándolos a los ojos. Él disfrutaba como si fuera mi amo. 


Por mala suerte de ambos, no podíamos quedarnos mucho rato más, asi que nos tuvimos que ir.


Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Para cuándo la próxima sesión?

La primera vez con mi amigo hetero

Un machito bien morboso